¿La miel es saludable? ¿Es mejor para tu cuerpo que el azúcar de mesa? Hay muchas variedades diferentes de miel y cuando se usa con moderación, puede ser una alternativa saludable al azúcar.
Todas las calorías en la miel provienen de carbohidratos, específicamente de diferentes tipos de azúcares, principalmente de fructosa, glucosa y sacarosa conformando un 65% y agua en un 18%, con cantidades mínimas de proteínas y grasas. Es importante destacar que hay más fructosa que glucosa y solo una cantidad muy pequeña de sacarosa. No hay grasa en la miel y solo hay pequeñas cantidades de proteína en la miel.
El índice glucémico de la miel depende del tipo pero podría estar entre 45 y 64 y como medida de comparación el azúcar de mesa es de 65. El índice glucémico de un alimento está determinado por su capacidad de alterar o estimular el aumento de las concentraciones de azúcar en sangre en un tiempo dado. Siendo más provechosos metabólicamente aquellos alimentos que tienen índice glicémicos bajos menor a 40.
En cuanto a las vitaminas y minerales, al ser consumidas en poca cantidad no obtendrías importantes cantidades de ellas, pero puede contener vitaminas B, calcio, cobre, hierro, zinc y otros, las cuales se derivan principalmente del suelo y las plantas productoras de néctar y es probable que la miel más oscura proporcione más minerales beneficiosos que la miel pálida.
La respuesta es sí y depende, pues depende de la fuente u origen pues la composición de la miel está fuertemente influenciada por factores naturales y antropogénicos, que varían según sus orígenes botánicos y geográficos, es decir, de dónde viene la miel y cómo se procesa juega un papel importante en los beneficios que proporciona. Algunos estudios han demostrado que la miel puede ayudar a mejorar el crecimiento óseo, puede beneficiar a las personas que sufren de anemia y puede proporcionar beneficios antioxidantes La miel también puede ayudar a tratar el asma. La miel aplicada tópicamente a las heridas puede promover la curación y muchas personas sienten que la miel ayuda a calmar la tos.
Debido a que la miel puede proporcionar pequeñas cantidades de minerales que promueven la salud, se puede decir que la miel es más saludable que el azúcar. Algunas investigaciones han demostrado que la miel puede ser mejor para los diabéticos.
Miel vs Azúcar
Investigaciones han encontrado que el consumo de miel, en comparación a glucosa y sacarosa (azúcar de mesa), disminuye los niveles de azúcar y las grasas sanguíneos en personas saludables, diabéticos y personas con colesterol alto. En detalle, su ingesta durante períodos prolongados puede reducir, según algunos estudios, los niveles de azúcar en ayunas. Esta evidencia sugiere que el consumo de miel influencia positivamente los mecanismos de regulación de los niveles de azúcar en sangre, por esto, la miel podría constituir un suplemento nutricional en la dieta de personas saludables y en aquellas que tengan alteraciones en la regulación del azúcar en sangre. Puede venir de flores como trébol, arándano, alforfón, etc. Puede ser cruda o pasteurizada.
- La miel cruda proviene directamente de la colmena. La miel cruda no se procesa, calienta o pasteuriza.
- La miel pasteurizada se filtra y procesa para crear un producto transparente que es más fácil de envasar y verter.
Encuentra aquí miel pura de panal cuyos marcos son retirados de la colmena, centrifugados de la manera tradicional y la miel multifloral envasada en frío para conservar todas sus propiedades. Su proceso natural es la cristalización o endurecimiento, el cual sólo cambia su textura, para volverla a su estado líquida basta con calentar breves minutos a baño María.
Cortés, Manuel E, Vigil, Pilar, & Montenegro, Gloria. (2011). The medicinal value of honey: a review on its benefits to human health, with a special focus on its effects on glycemic regulation. Ciencia e investigación agraria, 38(2), 303-317
Pereira, p.c.m., barraviera, b., burini, r.c., soares, a.m.v.c., & bertani, m.a.. (1995). Use of honey as nutritional and therapeutic supplement in the treatment of infectious diseases. Journal of venomous animals and toxins, 1(2), 8