La Panadería Artesanal tiene adeptos fieles gracias a su calidad, sabor, poca industrialización e ingredientes reales. Así es como el Pan con Masa Madre, ha adquirido gran popularidad y es cada vez más común escucharlo, pero ¿conoces en que se diferencia entre el pan tradicional y sus beneficios? ¡Te invitamos a conocer un poco más sobre esta noble preparación!
Lo especial de su preparación se centra en que no utiliza levadura, sino lactobacilos naturales, mediante un tipo de fermento compuesto por harina y agua; simple, pero que requiere de la expertise del maestro panadero. ¿Qué hay de su sabor? Notoriamente mejor al de otras preparaciones ya que su acidez es regulada de forma natural por el ácido láctico que contiene, aportando aroma y sabor a esta preparación.
Si ya te abrió el apetito esta explicación, ¡después de conocer sus beneficios, tendrás que probarlo!:
- Mejora la digestión: Su elaboración propicia que las bacterias en la levadura tengan una misión importante: pre-digerir el almidón de los granos. Gracias a esto, nuestro cuerpo tarda menos en procesarlo.
- Contiene Ácido Láctico: El pan con masa madre contiene más lactobacilos que panes elaborados con otras levaduras. A mayor cantidad de lactobacilos, mayor producción de ácido láctico, que facilita la digestión y la absorción de minerales como potasio, magnesio y zinc.
- Mayor Vida Útil: Mientras los panes procesados necesitan conservantes artificiales para una duración prolongada; el pan de masa madre lo obtiene de forma natural debido al ácido acético, el que inhibe el crecimiento del moho.
- Bajo índice glicémico: En comparación al pan blanco industrial, debido a su alto índice glicémico; la fermentación de panes integrales de masa madre puede modificar la estructura de las moléculas de carbohidratos. Esto reduce el índice glicémico y reduce las probabilidades de un aumento en los niveles de azúcar en la sangre.
- Rico en Vitaminas y Minerales: Alberga muchos nutrientes, como las vitaminas B1 a B6, B12, folato, vitamina E, hierro, magnesio, calcio, fósforo, zinc y potasio. Lo que contrasta con los panes procesados que mantienen una fracción mínima del nutriente original después de su industrialización.
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